El conflicto a tres bandas entre
trabajadores, empresa y ayuntamiento, lleva camino de convertir la capital en
un vertedero. Estos últimos días se ha alcanzado un nuevo punto de tensión con
el ultimátum de la alcaldía a trabajadores y empresas concesionaras, pero las
preguntas que habría que hacerse son ¿cual es el origen de este problema /
conflicto?¿se han realizado negociaciones?¿las soluciones planteadas son o serán
efectivas?.
El origen del conflicto y del
principio de la huelga de trabajadores es un ERE planteado por las empresas
concesionarias del servicio de limpieza. En este se contemplan el despido de
entre 1400-1200 trabajadores y reducciones de sueldo para el resto de un
30%-40%. Posteriores negociaciones redujeron el número de afectados por el ERE
a unos 700 trabajadores pero con una rebaja adicional de un 12% al salario del
resto.
Esto ha provocado el rechazo
frontal de los trabajadores, los cuales ya venían de otro ERE anterior en el que
fueron despedidos unos 400 trabajadores. En este caso, al utilizar la formula
de bajas incentivadas y jubilaciones, el proceso fue menos traumático y se
genero menos conflicto
Aunque el origen de la huelga es
un ERE por parte la empresas concesionarias, ¿es realmente este el principio
del conflicto?¿y además porque las empresas han decidido tramitarlo después de
haber subrogado a los trabajadores?. El verdadero germen del conflicto tenemos
que encontrarlo en la licitación del servicio municipal de limpiezas.
El ayuntamiento de Madrid, en su
nuevo pliego de condiciones, ha unificado contratos, introducido variaciones en
el clausulado y sobre todo, ha reducido el presupuesto asignado. Además de esto
“ha motivado” a las empresas concesionarias para que hagan rebajas adicionales.
En la práctica esto ha supuesto una reducción de dicho presupuesto entre un 16%
y un 20% sobre el principal. Uno podría pensar que esto es el resultado de una gestión
eficaz por parte municipal y que redundaría en el beneficio de Madrid al reducir
el gasto. Incluso uno pensaria que el servicio de limpiezas estaba
sobredimensionado o demasiado bien pagado y que le hacían falta recortes.
En un ambiente donde la crisis no
estuviera presente, las empresas concursarían con números para tener
satisfechos a empresa primero, al ayuntamiento después y a los trabajadores.
¿Pero qué ocurre en un ambiente de crisis?. Las empresas se encuentran en una situación
difícil, con poco trabajo por parte privada y un sector publico en contracción
y en definitiva como dice el dicho popular “se agarran a un clavo ardiendo”.
Esto se traduce en ofertas que se hacen al límite, entrando en bajas temerarias
y reduciendo su margen de beneficios al mínimo. Tanto se reducen estas ofertas,
que tienen poco margen para maniobrar si ocurre un problema, el cual se
llevaría por delante los posibles (y escasos) beneficios.
Cuando leo estos artículos o veo
las noticias, pienso lo mismo ¿es posible hacer lo mismo con un 20% menos?. Mi
respuesta es que depende de la situación. Algunas veces es cierto que hay
ineficacias que se pueden solventar. Otras, y el caso de Madrid me lo parece,
tenemos la ilusión de ir a un restaurante en el que ofrecen un plato de secreto
ibérico, a la mitad de precio de otros restaurantes del lugar y creemos que de
verdad nos estamos comiendo un secreto de la mejor crianza con ingredientes de
primera…habitualmente no suele ser así.
Volviendo al tema principal, desde
fuera se podría decir, que si el negocio no es bueno, las empresas no deberían
entrar en este juego de ofertas. Pero los directivos de las empresas están muy
presionados. Para ellos y para las direcciones, es mejor por regla general,
realizar una oferta complicada que después puedan intentar gestionar, que no
hacerlas nunca y que no te den trabajo, lo que a la postre le costaría el
puesto. Inevitablemente, la manera con
la que suele gestionar con posterioridad, es acudiendo a la reducción de costes
donde este es mayor en las empresas: salarios y puestos de trabajo.
Dicho todo esto, queda preguntarse
quién es el responsable. A mi entender es el ayuntamiento, como organismo público
responsable último del servicio de limpieza. Se me hace difícil pensar que no previeran
el conflicto, es más, lo justificaron al eliminar del pliego la condición de un
número mínimo de trabajadores para el servicio de limpiezas. Es posible alegar
o justificar la bajada del presupuesto por la crisis, pero no es admisible
pensar que esto no traería un conflicto con los trabajadores que repercutiría
en la ciudadanía.
En el siguiente enlace, una
concejala de IU anticipó la huelga por julio y el Ayuntamiento le llamó agorera.
Por desgracia, el mal de no reconocer las cosas que cualquiera haría, es un mal
o más bien un atributo del que los políticos de cualquier signo hacen gala
frecuentemente.
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